SITIO ARQUEOLOGICO DE QENQO
Ubicación (3580 Msnm)
A 4
y 6 Km. (5 min. al noreste del Cusco) por carretera asfaltada se hallan los
sitios arqueológicos de Quenqo. Son dos los lugares: el Grande, que se
encuentra al pie del camino que va desde Sacsayhuamán hasta Píssac; y el Chico,
que está a 350 metros al oeste del anterior, sobre la ladera. Este adoratorio
se encuentra ubicado sobre lo que hoy se conoce como el cerro Socorro y abarca
un área que sobrepasa los 3,500 metros cuadrados.
En
el Hanan Qosqo o Cusco alto se extendían una multitud de sitios religiosos, uno
de ellos es el observatorio astronómico mágico
de Qenqo. Este sitio arqueológico se encuentra a 3590 msnm en las coordenadas geográficas de
71°58’16” Longitud Oeste y 13°30’19” Latitud Sur; entre el Chinchaysuyo y
Antisuyo, al NE de Cusco a un kilómetro en línea recta y a una distancia
de 3 kilómetros unido por una carretera,
se encuentra encima del antiguo barrio de Toq’okachi, hoy San Blas y sobre las
laderas del cerro Socorro.
EL ESPACIO GEOLOGICO
Q’enqo
fue trabajado íntegramente de erizo de
mar y conchas de en un gigantesco roquedal de caliza sedimentaria, llamada
Formación Yunkaypata de origen marino con restos fósiles de lamelibranquios y
gasterópodos. En cuanto al tiempo geológico el Dr. Kalafatovich le asignó una
edad correspondiente al periodo cretácico. El intemperismo y los agentes
erosivos desgastaron permanentemente la superficie pétrea formando un paisaje
lunar llamado k’árstico; así mismo el agua pluvial cargado de anhídrido
carbónico, disolvió fuertemente la roca formando cavernas naturales que los
incas utilizaron como galerías rituales.
En
este ámbito sagrado sacro se encuentra el riachuelo de Q’enqomayo, sus aguas
fueron canalizadas hacia la sagrada laguna artificial de Mulloq’ocha, además
desde este escenario espectacular es posible contemplar a su vez los picos
sagrados de Salkantay y el Ausangate.
ANTECEDENTES
Por
desgracia su nombre se perdió en el tiempo, en 1937 Luis A Pardo la llamo
Qqencco Chico; otros prestigiados autores le atribuyeron ser la Guak’a de
Patallaqta y casa del Inka Pachakuti.
Hacia
1934, , con ocasión del IV centenario de la fundación española del Cusco, bajo
la dirección del entonces director del Museo Nacional de Lima, Luis E. Valcárcel; José Maria Franco Hinojosa,
conservador del Instituto Arqueológico del Cusco, desenterró el sitio de
Q’enqo, a su vez Luis A. Pardo en su condición de jefe del Instituto
Arqueológico del Cusco y Director Ad-honoren, del museo arqueológico de la
universidad de esta capital en su libro Ruinas precolombinas del Cuzco, dice
que…”En las resquebrajaduras del roquedal y a una profundidad de 0.45 cm; en
dirección Sur, se han encontrado restos humanos, huesos, tres tupus de plata.
En el subterráneo se hallaron otros restos humanos, los que se hallaron en el
Museo del Instituto Arqueológico”… y referente al grandioso ídolo del
adoratorio de Q’enqo indica…”Observadores perspicaces, creen encontrar en el
monolito de Qenqo, la situación del tótem puma, y así parece ser. Al caer la
tarde, y cuando las sombras se dibujan en el horizonte, ayudan a proyectarse la
arrogante figura del felino endiosado”…
En
1911, antes que se produjera el destrozo arqueológico de Q’enq’o, el explorador
norteamericano Hiram Bingham visito este monumento arqueológico, registrándolo
fotográficamente a cuyo pie de página dice: The rock of khenkonear Cuzco es
decir La Roca de Kenkko cerca a Cuzco. La foto es elocuente, por desgracia solo
muestra una parte del roquero y del altar mayor libre de bosques, con un
escenario abierto, destacándose en el lejano horizonte los picos del
Pachatusan, Picol y el Ausangate.
El
registro fotográfico de Hiram Bingham (1911) y las excavaciones de JoseMaria
Franco Hinojosa…idea exacta de la historia del Observatorio astronómico de
Q’enqo… españoles se apropiaron de la ciudad imperial, inmediatamente fue
tomado la casa solar del Qorikancha y tambiénQ’enqo, siendo profanado violentamente saqueado, deshabitado,
desmontado y en parte destruido.
Igualmente
se considera importante el libro titulado “El culto al agua en el antiguo
Perú”, por Rebeca CarrionCachot, donde menciona y se refiere a los sitios
denominados Q’enqos y Pacchas, que tuvieron gran importancia para las diversas
culturas del Perú. Del mismo modo no podría faltar aquella documentación
proporcionada por los cronistas.
Siendo
de mucha importancia todos aquellos aspectos que pueden dar una idea del sitio
arqueológico conocido como Qenqo, Theodoro Paredes Yépez averiguo para su tesis
(1978), encontrando los datos etnológicos existentes proporcionados por los
habitantes del lugar, asi como por las personas que radican en la ciudad del
Cuzco, coincidiendo para ambos casos en el señalar a dicho sitio como lugar
sagrado o huaca.
De
estos antecedentes previos que nos lleva a poder encontrar datos y en base a
ellos se puede reconstruir lo que se considera todo ese espacio grande llamado
época pre-inca, de lo cual muy poco se conoce, así como de la inca, que siendo
más reciente todavía existen muchos aspectos oscuros, llevándonos pues a la
posibilidad de plantearnos preguntas que después de un previo trabajo
bibliográfico y practico nos permite poder llegar a encontrar, si no es la
función o uso exacto, por lo menos una aproximación que sirva para plantearnos
otras que si puedan llegar a la explicación de lo que fue ese gran imperio.
Como
explicamos en la primera parte, tenemos que concentrarnos a la mayoría de datos
existentes para poder en base a ellos
desarrollar nuestros planteamientos, ya que de otro modo serian simplemente
elucubraciones. Es cierto que todo trabajo al final muestra un tipo de
conclusión, que es la elaboración realizada por el investigador, que
necesariamente ha tenido que basarse en un punto de partida y a partir de este,
buscar el desarrollo de la misma. Esto último significa para nosotros, es
recopilar la mayor documentación posible
que hayamos podido tener a nuestro alcance, ya ese de tipo bibliográfico eso
como etnográfico
ETIMOLOGIA
Aunque
el nombre original de este adoratorio no se conoce, los conquistadores
españoles decidieron nombrarlo con la palabra quechua K`enko, que significa
"laberinto", acaso por las laberínticas galerías subterráneas o por
los pequeños canales labrados en las rocas en forma de zigzag.
Luis A. Pardo en su libro “Historia y
Arqueología del cusco” tomo I, menciona a cerca del sitio arqueológico que
tratamos de la manera siguiente: Denominase una de las partes como HATUN
Q’ENQO; Hatun es termino quechua que significa GRANDE QQ’ENQO, es vericueto; o
sea el VERICUETO GRANDE, el otro es el vericueto chico, esto haciendo
referencia a Q’enqo chico.
Así
mismo le da otra denominación, la de LACKO, que equivale a burladero; o más
bien seria LACKOCHINA que es idéntico a lo antes indicado. Este nombre está de
acuerdo con el carácter de este conjunto arqueológico, que tiene muchos
subterráneos, extendiéndose de un extremo a otro del roquedal, en donde uno
puede desempeñar el papel de burlador.
De
acuerdo al diccionario del Padre Jorge A. Lira, la palabra Q’enqo, tiene por
significado el de Línea Quebrada, torcida, sinuosa (Lira s/f: 143), siendo por
esta razón que a dicho sector por la existencia de tallos, en esta forma se le conoce pro ese nombre.
Muy interesante el blog, recomiendo la lectura de la misma,
ResponderEliminarsaludos!!
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