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miércoles, 9 de noviembre de 2016

LAS ORQUÍDEAS DE MACHU PICCHU

En el Perú antiguo las orquídeas tuvieron gran relevancia en relación a ciertas especies. Por ejemplo, hace 3.000 a.C., la cultura Chavín ya conocía y apreciaba una planta a la cual llamaban ‘huaganku’ que ha sido identificada como Masdevalliaamabilis, una orquídea terrestre y litófita (crece sobre piedras) de hermosas flores de color fucsia intenso y de tamaño muy variable. 
De igual modo, la civilización Inca también conocía y apreciaba una planta a la cual llamaban ‘huiñayhuayna’, según lo registra el Inca Garcilaso de la Vega en su monumental obra, Los comentarios reales de los incas. La flor de esta pequeña orquídea era usada como insignia militar por la nobleza inca. El cronista cuenta cómo durante la ceremonia en la que se integraba al joven Inca a la élite militar cusqueña se le colocaba una hoja de esta planta sobre la cabeza. 
Una investigación del autor sobre esta planta permitió demostrar su existencia y encontró incluso una referencia del arqueólogo peruano Julio C. Tello en 1942-1943, quien además nombró de esta forma al conjunto arqueológico que se encuentra detrás de la montaña Machu Picchu. La denominación científica de esta especie es Epidendrumaff. secundum, y presenta una inflorescencia en racimo, con flores de 2,5-3 cm de diámetro; sus muy colores varían desde el blanco al amarillo, anaranjado, rojo o fucsia intenso. 
Hace dos décadas se sabía muy poco sobre las orquídeas de Machu Picchu. Una de las primeras investigaciones, llevada a cabo entre 1999-2000 por los biólogos Marco León y Benjamín Collantes, ofreció interesantes reportes y nuevos registros para la ciencia, entre ellas las especies: Bulbophyllummachupicchuense, Epidendrumpseudogramineun, Ponthievacollantesii, Maxillariascandens y Odontoglossummachupicchuense. 
Las recurrencia de las investigaciones han determinado mayores logros en el conocimiento de la diversidad orquideológica del Santuario Histórico de Machu Picchu, por lo que es posible afirmar que su diversidad es notable. La suma de estas novedades fue publicada por el autor (integrante del equipo de investigación de Inkaterra) en el libro Orquídeas en Inkaterra Machu Picchu Pueblo Hotel (2007), publicación en la que se reportaban 38 nuevos registros y dos especies nuevas para la ciencia: Epidendrumpachacuteqianum y Epidendrumquispei. 
Desde 2007 al presente, la paciente pero continua investigación sobre las orquidáceas del Santuario ha permitido llegar a un centenar de nuevos registros para Machu Picchu. Si bien los continuos hallazgos impiden precisar el número de especies existentes en el área protegida, la proyección se ubica alrededor de las 500 especies, siendo la mayoría de ellas epífitas (crecen sobre otras plantas), seguidas de las terrestres y algunas litófitas. 
Esta efervescencia de descubrimientos ha contribuido en aumentar el interés de los turistas por conocer las orquídeas de Machu Picchu. El ecoturismo enfocado en las orquídeas aún no se ha explotado de una manera racional, excepto por las iniciativas de Inkaterra, Orient-Express y algunos pequeños pero interesantes jardines botánicos. El potencial es grande para apreciar a este espectacular grupo de plantas en su ambiente natural. Un factor digno de mencionar es que buena parte de ellas puede ser observada en el tradicional Camino Inca, sobre todo en el tramo de Sayacmarca hacia Phuyupatamarca. Sin embargo, una de las mejores rutas para apreciar las orquídeas del Santuario es la sección baja del Camino Inca, desde el km 88 al km 107, entre HuiñayHuayna y Machu Picchu. En este recorrido se puede apreciar alrededor de 50 géneros y más de un centenar de especies, con el añadido de la fascinante riqueza paisajística del valle del río Vilcanota. Sin duda alguna, el mejor momento para observar orquídeas en este hábitat es la época de lluvias (diciembre a abril). 
Recientemente, un nuevo registro engalana la riqueza del santuario, Masdevalliaantonii, que con un diámetro floral de 18 cm, es una de las especies más fascinantes. Para cierto público, el hecho de conocer nuevos registros y nuevas especies podría considerarse como una simple curiosidad. Sin embargo, si se integra de manera adecuada la información del hábitat en relación a sus especies, claramente se evidencia que la extraordinaria riqueza en biodiversidad de Machu Picchulo ubica como uno de los mayores bancos de germoplasma del Perú y una de las más grandes ‘universidades naturales del mundo’. Para algunos, entre los que me icluyo, mucho de ello se debe a la visión de futuro que tuvo la civilización Inca, que nos legó esta ciudadela enclavada en medio de las cumbres empinadas del fascinante bosque de neblina, el ‘reino de las orquídeas’. 
Frente a lo expuesto, es increíble que en vez de valorar y proteger el importante recurso que constituyen las orquídeas, se esté llevando a cabo una depredación sistemática y acelerada. Es el caso de las colectas de ciertas especies para ubicarlas en jardines privados o en las inmediaciones de Puente Ruinas para ofrecerlas como parte de ‘paquetes turísticos’. Muchas de las especies puestas en esta suerte de ‘cárceles’ mueren y son sustituidas por otras especies que nuevamente se colectan del Santuario. De esta forma es fácil imaginar cuántas especies nuevas para la ciencia han secuestrado del bosque estos colectores. 

Es fundamental que las autoridades pongan mano firme al tráfico de las orquídeas de Machu Picchu y hagan respetar el estatus de protección que le corresponde como Santuario Histórico.

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