El Imperio Inca llegó a realizar un extraordinario
trabajo de arquitectura que aún se puede observar en las ruinas de Machu
Picchu. El gran diseño y planificación arquitectónica de Machu Picchu hizo
posible la fantástica estructuración en una serie de sectores urbanísticos en
los que la ciudadela se vio dividida.
Debido al rápido crecimiento demográfico que el
imperio estaba experimentando, la ciudad necesitó crear una serie de complejos
agrícolas así como ganaderos para el abastecimiento de tal vasta población. Por
ello, se creó el sector agrícola, al sur de la ciudadela, como una extensión del
sector inicial agrario existente internamente en la ciudad, el cual no era un
área lo suficientemente extensa para poder abastecer a una creciente población
inca. Este sector agrario al sur del Machu Picchu es una de las más fascinantes
obras de arquitectura pues está formado por un inmenso número de campos de
cultivo, organizados a su vez en terrazas de cultivo, por toda la extensión de
las laderas del valle. A su vez, para permitir el transporte de los productos
agrícolas, se establecieron una red de transporte constituida por más de 8
caminos que permitían la comunicación entre las diferentes comarcas.
El sector agrícola quedó separado del
principal sector
urbano por la construcción de un complejo defensivo formado por una
muralla con una longitud de más de 400 metros y un foso que recorre toda la
longitud del muro. Inicialmente el foso fue creado como parte del sistema de
desagüe de la ciudadela, aunque la construcción de dicho muro y foso así como
de una puerta principal fortificada, ha dado a entender que el origen fue
principalmente defensivo. Sin embargo el foso no es más que una parte de la
falla geológica que separa ambos sectores, lo cual fue aprovechado para el
diseño arquitectónico de la ciudad.
El interior de la ciudad o centro urbano quedó
dividido a su vez en dos sectores denominados Hanan o sector alto, yHurin o
sector bajo, basándose en la clase social inca de los residentes de dicho
sector. Ambos sub-sectores urbanos se encuentran separados el uno del otro mediante
dos ejes divisorios; el eje principal está formado por una amplia plaza
construida en diferentes niveles debido al desnivel montañoso, mientras que el
eje que recorre el complejo horizontalmente de este a oeste está formado por
una avenida principal y una serie de fuentes que proveían de agua al complejo.
Se cree que el sector septentrional de la ciudad tenía
un elevado significado espiritual por lo que quedó reservado a edificios
simbólicos donde se realizaban todo tipo de rituales sagrados a la vez que se
practicaban estudios sobres las distintas doctrinas astrológicas. Quizás esta
localización se basó en el hecho de que este sector se situaba en la zona norte
y ofrecía una de las más espectaculares vistas del paisaje, desde donde se
puede apreciar tanto el cerro Huayna Picchu como el majestuoso sistema
montañoso en la lejanía del horizonte.
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